El Ayuntamiento separatista de Tarragona abandona la seguridad ciudadana y los vecinos se rebelan
Una pelea a machetazos entre menas a plena luz del día en una céntrica plaza de la ciudad es el último episodio de violencia e inseguridad registrado en la ciudad.
La plataforma vecinal ‘Recuperemos nuestros barrios’ exige al Ayuntamiento de Tarragona gobernado por ERC que aumente los recursos policiales pero el consistorio niega que exista el problema y se centra en asegurar pactos de gobierno para introducir a la CUP en las competencias municipales. Lo cierto es que de un tiempo a esta parte los vecinos de la ciudad denuncian el aumento de conflictos violentos en la ciudad que está generando un ambiente hostil contra los inmigrantes ilegales que van llegando. La seguridad ciudadana en Tarragona brilla por su ausencia.
Fin de semana, ocho de la tarde. La plaza de la Font de Tarragona es una zona en pleno centro de la ciudad, remodelada y con muchas zonas peatonales. Vamos, es el sitio perfecto para dar una vuelta con los niños, o también para protagonizar una brutal pelea a machetazos con armas de hasta un metro de hoja empuñadas por más de una docena de menas muy agresivos.
Eso es precisamente lo que tuvieron que ver los vecinos de Tarragona a plena luz del día. Unas 15 personas protagonizaron una pelea en la que hubo palos, navajas, machetes y lanzamiento de mobiliario urbano. Según los propios vecinos que fueron testigos de la bronca, se trataba en su mayoría de menores no tutelados que de forma recurrente se ven envueltos en este tipo de disturbios en la ciudad.
Escenario habitual de violencia
Lamentablemente Tarragona es el escenario habitual de hechos como el que acompaña esta información o más graves, bien sea por peleas entre los propios inmigrantes ilegales que han llegado a la ciudad y resuelven sus cuitas a golpes, bien por los actos de vandalismo callejero que adornan la ciudad día sí y noche también. Y si no que se lo digan a los dueños de las motos incendiadas el 20 de abril en la calle Granada o a los de la calle en la que el día 18 ardieron contenedores a escaso metro y medio de sus puertas.
Y así podríamos seguir indefinidamente, pero lo realmente importante es saber qué ha llevado al deterioro de una ciudad española de casi 140.000 habitantes y cómo resolverlo. Eso al menos es lo que pretende la plataforma ciudadana ‘Recuperemos nuestros barrios’, formada precisamente para pedir al ayuntamiento gobernado por ERC que ponga medios para acabar con la inseguridad que asola la ciudad.
Hace unos días unas 200 personas quisieron visibilizar la preocupación de los tarraconenses manifestándose a las puertas del ayuntamiento apoyados por otras asociaciones y partidos políticos de la oposición. La plataforma en cuestión reclama que se refuerce sobre todo la vigilancia policial en los barrios, sin embargo, frente a eso el alcalde de la ciudad, el republicano Pau Ricomà, defiende que hay seguridad ciudadana en Tarragona y que la criminalidad ha descendido en la ciudad un 30%.
Obviamente el truco de esta cifra pasa por dos hechos fundamentales: las restricciones de movilidad fruto de las medidas impuestas para contener la pandemia y que hechos como la pelea a machetazos que grabaron los vecinos no computan en las estadísticas de criminalidad o inseguridad ciudadana si no median denuncias o detenciones.
El verdadero problema de esta situación no es lo que está sucediendo con la seguridad ciudadana de Tarragona. Eso es un síntoma de un problema mucho mayor. La presión social que están soportando algunas zonas de Cataluña con la llegada masiva de inmigrantes ilegales a los que no se atiende con los medios suficientes está provocando un efecto péndulo en los vecinos de lugares como Tarragona.
En la citada concentración de la plataforma ´Recuperemos nuestros barrios` uno de los portavoces lanzó un mensaje preocupante. “De no ponerse remedio al problema de inseguridad que vivimos los vecinos tendremos que ceñirnos al principio acción – reacción”, una velada amenaza a tomarse la Justicia por su mano, algo tan inaceptable en democracia como peligroso.
De hecho, hace sólo unas semanas un centro de menores inmigrantes fue brutalmente atacado en Torredembarra, también en Tarragona, y dos de sus internos resultaron heridos cuando un grupo de personas destrozó las puertas de acceso al centro con la intención de entrar a buscar a uno de los menores a los que acusaban de okupar viviendas y cometer varios delitos. Estos son episodios que pueden evitarse si las administraciones están a la altura de las necesidades vecinales, pero en Tarragona ahora mismo su gobierno municipal está a otra cosa.
Desde hace días la estabilidad del consistorio peligra por las fisuras en el pacto de gobierno entre ERC y En Comú Podem, y el alcalde está sondeando sumar a la CUP para darles incluso responsabilidades de gobierno en la ciudad. Mientras el ayuntamiento resuelve cuestiones de poder, en la calle arden motos, contenedores y se blanden machetes. Y los vecinos que lo sufren piden ayuda.